viernes, 29 de octubre de 2010

Néstor y lo que se viene - por Mempo Giardinelli

Escribo esto en caliente, en la misma mañana de la muerte anunciada de Néstor Kirchner, y ojalá me equivoque. Pero siento dolor y miedo y necesito expresarlo.
Pienso que estos días van a ser feísimos, con un carnaval de hipocresía en el Congreso, ya van a ver. Los muertos políticos van a estar ahí con sus jetas impertérritas. Los resucitados de gobiernos anteriores. Los lameculos profesionales que ahora se dicen “disidentes”. Los frívolos y los garcas que a diario dibujan Rudy y Dani. Todos ellos y ellas. Caras de plástico, de hierro fundido, de caca endurecida. Aplaudidos secretamente por los que ya están emitiendo mailes de alegría feroz.
Los veremos en la tele, los veo ya en este mediodía soleado que aquí en el Chaco, al menos, resplandece como para una mejor causa.
Nunca fui kirchnerista. Nunca vi a Néstor en persona, jamás estuve en un mismo lugar con él. Ni siquiera lo voté en 2003. Y se lo dije la única vez que me llamó por teléfono para pedirme que aceptara ser embajador argentino en Cuba.
Siempre dije y escribí que no me gustaba su estilo medio cachafaz, esa informalidad provocadora que lo caracterizaba. Su manera tan peronista de hacer política juntando agua clara y aceite usado y viscoso.
Pero lo fui respetando a medida que, con un poder que no tenía, tomaba velozmente medidas que la Argentina necesitaba y casi todos veníamos pidiendo a gritos. Y que enumero ahora, porque en el futuro inmediato me parece que tendremos que subrayar estos recuentos para marcar diferencias. Fue él, o su gobierno, y ahora el de Cristina:
- El que cambió la política pública de derechos humanos en la Argentina. Nada menos. Ahora algunos dicen estar “hartos” del asunto, como otros criticaron siempre que era una política más declarativa que otra cosa. Pero Néstor lo hizo: lo empezó y fue consecuente. Y así se ganó el respeto de millones.
- El que cambió la Corte Suprema de Justicia, y no importa si después la Corte no ha sabido cambiar a la Justicia argentina.
- El que abrió los archivos de los servicios secretos y con ello reorientó el juicio por los atentados sufridos por la comunidad judía en los ’90.
- El que recuperó el control público del Correo, de Aguas, de Aerolíneas.
- El que impulsó y logró la nulidad de las leyes que impedían conocer la verdad y castigar a los culpables del genocidio.
- El que cambió nuestra política exterior terminando con las claudicantes relaciones carnales y otras payasadas.
- El que dispuso una consecuente y progresista política educativa como no tuvimos por décadas, y el que cambió la infame Ley Federal de Educación menemista por la actual, que es democrática e inclusiva.
- El que empezó a cambiar la política hacia los maestros y los jubilados, que por muchos años fueron los dos sectores salarialmente más atrasados del país.
- El que cambió radicalmente la política de defensa, de manera que ahora este país empieza a tener unas Fuerzas Armadas diferentes, democráticas y sometidas al poder político por primera vez en su historia.
- El que inició una gestión plural en la cultura, que ahora abarca todo el país y no sólo la ciudad de Buenos Aires.
- El que comenzó la primera reforma fiscal en décadas, a la que todavía le falta mucho pero hoy permite recaudaciones record.
- El que renegoció la deuda externa y terminó con la estúpida dictadura del FMI. Y por primera vez maneja el Banco Central con una política nacional y con record de divisas.
- El que liquidó el infame negocio de las AFJP y recuperó para el Estado la previsión social.
- El que con la nueva ley de medios empezó a limitar el poder absoluto de la dictadura periodística privada que todavía distorsiona la cabeza de millones de compatriotas.
- El que impulsó la ley de matrimonio igualitario y mantiene una política antidiscriminatoria como jamás tuvimos.
- El que gestionó un crecimiento económico de los más altos del mundo, con recuperación industrial evidente, estabilidad de casi una década y disminución del desempleo. Y va por más, porque se acerca la nueva legislación de entidades bancarias, que terminará un día de éstos con las herencias de Martínez de Hoz y de Cavallo.
Néstor lo hizo. Junto a Cristina, que lo sigue haciendo. Con innumerables errores, desde ya. Con metidas de pata, corruptelas y turbiedades varias y algunas muy irritantes, funcionarios impresentables, cierta belicosidad inútil y lo que se quiera reprocharles, todo eso que a muchos como yo nos dificulta declararnos kirchneristas, o nos lo impide.
Pero sólo los miserables olvidan que la corrupción en la Argentina es connatural desde que la reinventaron los mil veces malditos dictadores y el riojano ídem.
De manera que sin justificarle ni un centavo mal habido a nadie, en esta hora hay que recordarle a la nación toda que nadie, pero nadie, y ningún presidente desde por lo menos Juan Perón entre el ’46 y el ’55, produjo tantos y tan profundos cambios positivos en y para la vida nacional.
A ver si alguien puede decir lo contrario.
De manera que menudos méritos los de este flaco bizco, desfachatado, contradictorio y de caminar ladeado, como el de los pingüinos.
Sí, escribo esto adolorido y con miedo, en esta jodida mañana de sol, y desolado también, como millones de argentinos, un poco por este hombre que Estela de Carlotto acaba de definir como “indispensable” y otro poco por nosotros, por nuestro amado y pobrecito país.
Y redoblo mi ruego de que Cristina se cuide, y la cuidemos. Se nos viene encima un año tremendo, con las jaurías sedientas y capaces de cualquier cosa por recuperar el miserable poder que tuvieron y perdieron gracias a quienes ellos llamaron despreciativamente “Los K” y nosotros, los argentinos de a pie, los ciudadanos y ciudadanas que no comemos masitas envenenadas por la prensa y la tele del sistema mediático privado, probablemente y en adelante los recordaremos como “Néstor y Cristina, los que cambiaron la Argentina”.
Descanse en paz, Néstor Kirchner, con todos sus errores, defectos y miserias si las tuvo, pero sobre todo con sus enormes aciertos. Y aguante Cristina. Que no está sola.
Y los demás, nosotros, a apechugar. ¿O acaso hemos hecho otra cosa en nuestras vidas y en este país?

miércoles, 13 de octubre de 2010

«¡SI NOS CALLÁRAMOS, GRITARÍAN HASTA LAS PIEDRAS!» - Manifiesto de cristianos sobre el actual momento político de Brasil

El monje benedictino Marcelo Barros y otras personalidades cristianas brasileñas han promovido este manifiesto a cuya firma estamos invitados también quienes sintamos como propios todos los asuntos de Brasil y de Latinoamérica entera. La adhesión se puede hacer en los comentarios, pero poniendo nombre completo y país de origen. La lista de firmantes a través de ATRIO se enviará a los promotores.

Somos hombres y mujeres, ministros, agentes de pastoral, teólogos, intelectuales y militantes sociales, miembros de diferentes Iglesias cristianas. Movidos por la fidelidad a la verdad, queremos declarar públicamente:

En estos días, circulan por internet y por la prensa manifestaciones de dirigentes cristianos que, en nombre de la fe, piden al pueblo que no vote a Dilma Rousseff con el pretexto de que ella sería favorable al aborto, al matrimonio gay y a otras medidas consideradas como «contrarias a la moral». La propia candidata negó la veracidad de estas afirmaciones y se reunió con líderes de las Iglesias en un positivo diálogo sobre el asunto. Pero, a pesar de esto, siguen difundiéndose dichos rumores y mentiras. Ante estas posturas autoritarias y mentirosas, disfrazadas bajo el pretexto de querer defender la doctrina en materia de fe y costumbres, nos sentimos obligados a actualizar la palabra de Jesús, afirmando ahora ante todo Brasil: «Si nos calláramos, gritarían hasta las piedras!» (Lc 19, 40).

No aceptamos que se use la fe para condenar ninguna candidatura. Hacemos esta declaración como cristianos, ligando nuestra fe a la vida concreta, a partir de un análisis social y político de la realidad, y no solamente por motivos religiosos o doctrinales. En nombre de nuestro compromiso con el pueblo brasilero, queremos hacer público nuestro voto a favor de Dilma Rousseff y las razones que nos llevan a tomar esta actitud:

- Consideramos que, para el proyecto de un Brasil más justo, más igualitario y de mayor respeto al planeta Tierra, la elección de Dilma para Presidenta de la República representará un paso mayor que la eventual victoria de aquel que, según nuestro análisis, haría retroceder varias conquistas populares y los logros concretos socioculturales, económicos y ecológicos que se ponen de manifiesto en la mejoría de la vida de la población brasileña.

- Creemos que el proyecto divino para este mundo fue anunciado a través de las palabras y acciones de Jesucristo. Este proyecto no se agota en ningún régimen de gobierno y no se reduce únicamente a una mejor organización social y política de la sociedad. Pero, cuando rezamos «venga a nosotros tu reino», creemos que el reino vendrá no solamente a los corazones y con carácter espiritualista, sino principalmente por medio de la transformación de las estructuras sociales y políticas de este mundo.

- Sabemos que las grandes transformaciones de la sociedad se darán principalmente a través de las conquistas sociales y ambientales, realizadas por el pueblo organizado y no solamente por el beneplácito de un gobernante más abierto/a o más sensible al pueblo. Sin embargo, por experiencia, constatamos que no es lo mismo tener en el gobierno a una persona que respete los movimientos populares y dialogue con los segmentos más pobres de la sociedad, que tener a alguien que ante una manifestación popular mande a la policía reprimir. En este sentido, tanto en el Gobierno Federal, como en los Estados, las gestiones tucanas se han caracterizado siempre por la arrogancia de su apego a las políticas neoliberales y por la insensibilidad hacia los grandes problemas sociales del pueblo más empobrecido.

- Lo que importa no es si tal candidato/a es o no cristiano/a. Como Jesús, creemos que lo importante no es tanto decir «Señor, Señor», sino realizar la voluntad de Dios, o sea, el proyecto divino. Esperamos que Dilma continúe la feliz política exterior del presidente Lula, principalmente el proyecto de nuestra fundamental integración con los países hermanos de América Latina y la solidaridad con los países africanos, con los cuales Brasil tiene una gran deuda moral y una larga historia en común. La integración con los movimientos populares emergentes en varios países del continente nos llevará a dar nuevos y decisivos pasos de justicia, igualdad social y a cuidar la naturaleza en todas sus dimensiones. Entendemos que un país con desarrollo y sostenibilidad, como defiende Marina Silva, sólo puede ser construido rescatando ya la enorme deuda social con el pueblo más empobrecido. Dilma Rousseff representa este proyecto, iniciado en los ocho años de mandato del presidente Lula. Esto es lo que está en juego en esta segunda vuelta de las elecciones 2010.

domingo, 10 de octubre de 2010

Día mundial contra la pena de muerte - por Maite García Romero

“La pena de muerte es considerada como el triunfo de la venganza sobre la justicia y viola el primer derecho de todo ser humano: el derecho a la vida, la pena capital nunca ha disuadido el crimen y constituye un acto de tortura y el último trato cruel, inhumano y degradante. Una sociedad que acude a la pena de muerte anima simbólicamente a la violencia”. Declaración del Primer Congreso Mundial contra la Pena de Muerte, realizado en Estrasburgo, Francia, en junio del 2001.
          Amnistía Internacional tuvo noticia de al menos 714 ejecuciones durante el año 2009, produciéndose la inmensa mayoría en Irán, Irak, Arabia Saudí y Estados Unidos. Este total no incluye las miles de ejecuciones que presumiblemente se consumaron en China. Además, se calcula que 2.001 personas fueron condenadas a muerte en 56 países.
          Ahora bien, a mi parecer, el caso más inconcebible es el de EE.UU. Un país que supuestamente lidera las democracias libres; que la mayoría acepta la cosmovisión cristiana con relación a asuntos morales específicos, como el aborto; que practica casi todas las religiones del mundo; que ha sido cuna y lugar de desarrollo e incluso de nuevas religiones y que cuya costumbre enraizada en el sentimiento de sus gobernantes es invocar la bendición de Dios para su país, resulta que sigue manteniendo la pena de muerte, nada menos que en 37 Estados.
         Desde el año 1976 que se reimplantó la pena capital, han sido ejecutadas 1.220 personas y más de 3.000 condenados esperan saber el día de su ejecución. La última llevada a cabo hace poco más de doce días, ha sido la de Teresa Lewis, de 41 años, que se encontraba en el corredor de la muerte desde 2003, tras declararse culpable de haber ordenado a dos hombres, uno de ellos su amante, que asesinaran a su marido y su hijastro, Julian y Charles Lewis, en 2002. Sus abogados mantuvieron hasta el último momento que su coeficiente intelectual, de 72, rozaba el límite legal del retraso mental, situado en 70, lo que le impedía planear una estrategia asesina y la convertía en víctima de la manipulación de uno de los autores materiales del crimen. Pues bien, ni las razones expuestas por sus abogados ni la intensa campaña que pedía clemencia por la supuesta discapacidad intelectual de la presa, ni la petición de la Unión Europea al gobernador McDonnell, de que conmutase la sentencia a cadena perpetua, logró impedir que Lewis fuese ejecutada con la inyección letal, el día 24 del pasado mes de septiembre en el Centro Greensville de Virginia (EE.UU).
          Sesenta y una mujeres esperan su turno en el corredor de la muerte. Y son ya 38 las personas que han sido ejecutadas en EE UU en lo que llevamos de 2010. Jamás puede haber justificación para la pena de muerte. ¡Nunca! Ni la mayor o menor violencia del delito, ni las peculiaridades de la persona que delinque, ni el método empleado por el Estado en la ejecución. La pena capital es la negación más extrema de los derechos humanos: es un homicidio premeditado a sangre fría a manos de un Gobierno y en nombre de la justicia, y el castigo más cruel, inhumano y despreciable que existe. ¿Se puede cuantificar la tortura mental que supone permanecer en el corredor de la muerte durante años sin saber exactamente el día en el que te van a ejecutar? 25 años llevaba Lee Gardner en el corredor de la muerte cuando fue ejecutado el pasado 16 de junio en la prisión estatal de Utah (EE UU). Los abogados de Gardner que afirmaron que su cliente fue tratado injustamente durante el juicio porque carecía de fondos para pagarse una defensa legal competente, basaron sus solicitudes de clemencia o aplazamiento de la ejecución en los problemas sufridos en su juventud, cuando fue víctima de abusos y de la adicción a las drogas.
          Reflexionemos sobre esta locura que es una muestra más de la falta de evolución del ser humano, y luchemos para que en un futuro próximo no tengamos que celebrar el día mundial contra la pena de muerte por la sencilla razón de que ya no exista en ningún lugar del mundo.

sábado, 9 de octubre de 2010

Vivir bien - por Victor Codina sj

En el contexto de la Asamblea de la ONU para examinar el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, puede ser interesante recuperar el aporte de los pueblos originarios andinos de América Latina, quienes tienen como propuesta el “VIVIR BIEN”: suma qamaña en aymara, sumaj causay en quechua. La Nueva Constitución Política del Estado Plurinacional Boliviano (2009) asume esta propuesta como principio ético moral de la sociedad plural (artículo 8).
También en Ecuador se invoca este principio.
¿Qué es el “Vivir bien”?.Vivir bien significa para estos pueblos vivir en armonía con todos y con la Madre tierra, porque todos dependemos de todos y todos nos complementamos. Cada piedra, cada animal, cada flor, cada estrella, cada árbol y su fruto, cada ser humano forma un solo cuerpo.
Vivir bien significa vivir en equilibrio, estar bien, no tener enfermedad, pensar en lo que se hace, educar a los hijos en contacto con la naturaleza, respetarla, poseer equilibrio corporal y espiritual, armonía personal y familiar. La tierra no es sólo espacio geográfico, es pasado, presente y futuro, es soberanía territorial, organización, pensamiento, espiritualidad, economía y cultura, todo es integral. Este vivir bien no significa para los pueblos originarios andinos volver al pasado sino recuperar su horizonte de sentido para dar contenido al presente.
Frente al discurso de la modernidad ilustrada, con su fe ciega en el progreso y en la adquisición de siempre más bienes para “vivir mejor”, frente al mundo del neoliberalismo, del consumo, de la explotación desenfrenada y mercantilista de la tierra, frente a las ilusiones del capitalismo, frente al desastre actual de una sociedad que destruye la tierra y es incapaz de eliminar la pobreza, el vivir bien ofrece una alternativa a la humanidad que hoy busca modelos y proyectos de sentido. Vivir bien presenta una forma de vida diferente, abierta a la naturaleza, busca construir relaciones humanas más igualitarias y justas entre todos, sin discriminaciones ni exclusiones.
Se trata de un imaginario social diferente al de la modernidad ilustrada y al de la post-modernidad, de un nuevo paradigma, de una nueva lógica, de algo diferente, que implica liberarse de tantos bienes inútiles, centrarse en lo esencial, respetar la tierra, saber compartir, vivir sin lujos, con sencillez y austeridad, para que los bienes de la creación alcancen a todos los pueblos y a las futuras generaciones.
Esta propuesta tradicional y originaria del “vivir bien” tiene profundos orígenes históricos. Ya en la Nueva crónica de Felipe Guamán Poma de Ayala (1535-1616) sobre el buen gobierno se habla del “buen vivir”, del derecho a existir en su alteridad de los indígenas, frente a la opresión inhumana de la conquista española.
Este ideal del “buen vivir” y el “ vivir bien” enlaza perfectamente con los proyectos del Foro Social Mundial de Porto Alegre que afirma que “Otro mundo es posible”, está en sintonía con las propuestas de la Cumbre para el cambio climático y los derechos de la Madre tierra, celebrada en Cochabamba en abril del 2010, y seguramente también está en consonancia con la afirmación de Ellacuría de que hemos de caminar hacia una “civilización de la pobreza” y no hacia una “civilización de la riqueza”. Civilización de la pobreza para él significaba construir un mundo donde todos tengan lo necesario para vivir de una forma humana y digna, frente a la civilización de la riqueza que busca el bienestar siempre mayor para solamente unos pocos, a costa de la mayoría de pobres. Frente al vivir mejor para unos pocos, hay que enarbolar la bandera del “vivir bien” para todos
Para los cristianos este “buen vivir” forma parte de la sabiduría del Reino, del mensaje evangélico de Jesús, del proyecto de comunión o koinonía que hunde sus raíces en el misterio trinitario de Dios, que es comunión en la diversidad. Estamos llamados a vivir en comunión y armonía con toda la humanidad y sus diferentes razas, sexos, culturas y religiones, a vivir en armonía con la tierra y toda la creación, y a vivir en comunión gozosa con el Padre, en Cristo por el Espíritu que nos comunica su vida divina. Estamos invitados a sentarnos todos en la mesa del banquete de la creación, en la mesa del Reino, donde todos compartimos fraternalmente el pan nuestro de cada día. La eucaristía es el símbolo eclesial de este proyecto de comunión.
Vivir bien comporta profundos cambios en nuestro modo de pensar y de vivir, significa valorar la dignidad de los pobres, de las diferentes culturas y religiones, de las diferentes formas de vivir la sexualidad, valorar la dignidad de la tierra, la dignidad de la vida, la dignidad de la fe en el misterio de Dios revelado en Cristo y que por el Espíritu se hace sacramento visible y comunitario en la Iglesia, significa luchar por un mundo diferente, una sociedad diferente y una Iglesia diferente, más evangélica y nazarena.
Las culturas de pueblos originarios, hoy social y económicamente marginados, poseen una sabiduría milenaria que algo nos puede enseñar a nuestro mundo de hoy.
Cochabamba 23 de septiembre del 2010

viernes, 8 de octubre de 2010

La deuda, un tema ético que nos desafía - por Angel F. Burlan

El tema de la deuda externa no es sólo un tema económico, histórico, político o estadístico descarnado. Es un tema que tiene que ver con la vida y la dignidad de las personas. El peso de la deuda externa y sus “servicios” tiene un costo humano, social y ecológico inadmisible. El sistema de la deuda priva a gran parte de nuestro pueblo no sólo de una vida digna sino de aún lo mínimo indispensable para la subsistencia. Desalienta cualquier esperanza de un desarrollo sustentable y la degradación del nivel de vida ha llegado a ser la norma.
En el análisis del sistema de la deuda desde una perspectiva ética habría que comenzar apuntando que todo el endeudamiento de las últimas décadas comenzó con una gran mentira, la mentira de que era necesario que los países del Sur se endeudaran para lograr su desarrollo. Pero la verdad es que el endeudamiento de América Latina, Asia y África no fue un fenómeno que respondiera a los intereses y necesidades de desarrollo de nuestros pueblos, sino que respondía a los intereses y necesidades del capital especulativo en manos de la banca internacional y de las grandes potencias.
Aquellos que hablamos de la deuda como de un “sistema” lo hacemos porque estamos convencidos de que no se trata de un accidente, de un fracaso de nuestro pueblo por no saber hacer las cosas, o de la voluntad de Dios. Tenemos razones suficientes para afirmar que la deuda demuestra ser un mecanismo expresamente diseñado para lograr niveles cada vez mayores de concentración de riqueza en el hemisferio norte, sobre la base de la desigualdad, el empobrecimiento y el control de los recursos naturales de los países del sur.
Fueron muchos los gobiernos en América Latina que respondieron al sistema y a la lógica mentirosa del endeudamiento aceptando ser cómplices en la imposición del modelo económico que nos sumergió en la pobreza. La mayoría de ellos fueron gobiernos de facto surgidos de golpes militares durante el década de los ’70, todos ellos culpables de graves violaciones a los derechos humanos. También son responsables los que posteriormente fueron continuadores de estas políticas como ocurrió en nuestro país luego del advenimiento de la democracia, especialmente durante la década de los ‘90. La mayor parte de la deuda, de entonces y ahora, está ligada a la usura y a hechos de corrupción y actos delictivos en los que ha habido complicidad entre funcionarios corruptos del hemisferio Sur y los corruptores del hemisferio Norte.
Como resultado de este sistema, que hasta hoy nos sigue dominando, en toda América Latina se vive una situación semejante: desocupación, pobreza, indigencia, exclusión, vaciamiento de la salud pública, la seguridad social y el sistema educativo. La deuda, los artífices del sistema y sus cómplices vernáculos son los principales culpables de que haya niños desnutridos, muchos de ellos muertos antes de los cinco años, ancianos abandonados a su suerte y jóvenes despojados de toda esperanza de futuro. La deuda y el modelo del cual es herramienta son responsables de depredación de la creación, marginalización, violencia y muerte.
El costo humano, social y ecológico del sistema de la deuda constituye y debe ser denunciado como la primera y más fuerte razón de su ilegitimidad. El sistema perverso de la deuda priva a nuestros pueblos de los medios elementales para su subsistencia. Con el peso de la deuda sobre nuestras espaldas no hay posibilidad alguna de que cambie la situación de las grandes mayorías marginadas y excluidas en nuestro país y nuestro continente.
El no expresarnos con vehemencia y tomar acciones concretas para luchar contra este verdadero crimen de lesa humanidad sería cerrar nuestros corazones, ojos y oídos ante el dolor y clamor de los más débiles y vulnerables, de aquellos que han quedado excluidos del sistema y que son los que hoy más sufren las consecuencias del endeudamiento ilegítimo. No podemos quedar indiferentes mientras tantos de nuestros hermanos y hermanas viven en una situación de pobreza humillante, víctimas de un modelo económico despiadadazo y excluyente del cual la deuda es la herramienta más eficaz. Ignorarlos sería ignorar a aquellos que son los destinatarios del Evangelio. Ignorar el mandato y la posibilidad de construir un mundo distinto sería negar el mensaje liberador del Evangelio ya que como dice la teóloga latinoamericana Elsa Tamez, “el Evangelio es una fuerza en la cual se manifiesta la justicia de Dios, por eso es evangelio, es decir, buena nueva para quienes tienen sed de esa justicia en un mundo plagado de injusticias.”
Nuestra vocación cristiana nos urge a encarar el tema de la deuda con decisión y firmeza. Es un deber ético inexcusable unirnos y comprometernos en la tarea de hacerlo visible y participar en la construcción de procesos políticos que impidan que la deuda ilegal e ilegítima sea pagada por el pueblo. Es asimismo un deber ético unirnos a quienes hoy, desde distintos ámbitos incluyendo el parlamentario, están tratando de impulsar una auditoría de la deuda. Es nuestro deber y también nuestro derecho como ciudadanos, reclamar a las autoridades la decisión política de enfrentar el tema de la deuda sobre la base de la verdad y la justicia y dejar, de una vez por todas, de pagar con el hambre del pueblo.
- Pastor Ángel F. Burlan es Co-coordinador del Programa de Incidencia sobre la Deuda Externa Ilegítima de la Federación Luterana Mundial. 

jueves, 7 de octubre de 2010

José Ignacio González Faus, teólogo y jesuita: «La Iglesia ha hecho más ateos que Marx, Freud y Nietzsche juntos» - Entrevista de Angela Murillo

El experto en cristología ofrece una conferencia sobre justicia social en el Centro de Profesores y Recursos de Badajoz.El teólogo José Ignacio González-Faus visita Badajoz para hablar de justicia social. El jesuita es profesor emérito de la Facultad de Teología de Cataluña, responsable del área teológica del centro de estudios ‘Cristianismo y Justicia’ y autor de numerosos libros sobre Iglesia y cristología.
-Se culpa a la Iglesia de la falta de feligreses en los templos, ¿qué se puede reprochar al Vaticano?-
Así a lo bestia, dije una vez que la curia romana había hecho más ateos que Marx, Freud y Nietzsche juntos. Lo innegable es que muchos hombres se alejan de ella y que, incluso si más tarde se sienten vacíos y quieren buscar, dan por descontado que habrán de buscar fuera de la Iglesia.. Ante esto no parece que la Institución intente acercarse.
Los puntos débiles de la Iglesia actual son muchos, y he dicho a veces que es la cruz de mi fe, aunque intento llevarla con garbo. La veo incapaz de comprender lo positivo del mundo moderno y sus dirigentes añoran poder solucionar los problemas a base de poder. No me parece evangélico que el papa sea jefe de estado, ni el modo de nombrar a dedo de los obispos ni los “príncipes de la Iglesia”. Cuando no había democracia, eran elegidos democráticamente a partir de las comunidades locales. También es innegable que la mujer no ocupa en la Iglesia el lugar que merece.
-¿Por dónde habría que empezar para remediar estos males?
-No es cuestión de recetas. La Iglesia tiene que replantearse muchas cosas. Debía empezar reconociendo que está en crisis. De lo cual todos tenemos un poco de culpa. A partir de ahí habría que ver cómo y por dónde se puede caminar. Comenzando por no excluir como herejes a quienes piensan distinto. Algo sencillo por lo que se podría empezar es el lenguaje. No se pueden mantener las palabras anticuadas de la liturgia. No se entienden o suscitan imágenes contrarias a lo que en su origen se quería expresar.
-Usted no se muerde la lengua y no duda en sacar los colores a la Iglesia. ¿Cómo encajan sus críticas?
-Ratzinger tiene un artículo ya clásico en el que dijo que si hoy no se critica a la Iglesia tanto como se la criticaba en la edad media, no es porque se la ame más, sino porque falta ese amor que es capaz de arriesgar la propia suerte o la propia carrera por la amada.
Y yo tengo un libro sobre la libertad de palabra en la Iglesia que es sólo una antología de textos de santos, obispos y cardenales, mucho más duros algunos que las cosas que se dicen hoy. También es normal que eso no guste a las autoridades y que de vez en cuando te venga algún palo o toque de atención “de arriba”. Y lo que siento es que no me vienen a mí sino que las paga mi provincial, lo cual no está bien. Pero bueno, no hay parto sin dolor. Y como dijo santa Teresa: la verdad padece, mas no perece.
-¿Qué puede impedir que Guadalupe pase a integrarse en una diócesis extremeña?
No toca a uno que viene de fuera para un día opinar sobre las cosas de aquí. En teoría jurídica no sería algo difícil de cambiar si hay razones pastorales. Aunque comprendo esta reivindicación de los extremeños, no la considero de primera fila.
-Puede ser que la Diócesis de Toledo no quiera desprenderse de Guadalupe por los ingresos que reporta el Monasterio?
No sería el primer caso. En otros sitios ya ha habido enfrentamientos de este tipo. Marx ya dijo que todas las cuestiones tienen un determinante económico que puede no ser el único, pero suele ser el más oculto.
-La visita del Papa Benedicto XVI al Reino Unido ha sido un hito histórico. Ningún otro Pontífice romano visitaba las islas desde el cisma de la iglesia anglicana.
Creo que el balance de la visita del Papa no es malo. La experiencia ha sido positiva. La beatificación de John Henry Newman me parece significativa. Unió mucho a la Iglesia,. a pesar de haber sido un hombre crítico que molestó tanto a la derecha católica como a muchos anglicanos. Cuando se convirtió no sentía simpatía alguna por la iglesia católica pero el estudio de la historia le hizo ver que la continuidad con los orígenes estaba en Roma.
-¿Cómo explica el surgimiento de movimientos ciudadanos como Redes Cristianas, críticos con la jerarquía eclesiástica?
-Supongo que obedecen a dos razones. Una es la necesidad de vivir la fe en comunidad porque no pueden vivirla aisladamente, y menos cuando el ambiente social no acompaña. Son también formas de ejercer la responsabilidad de los laicos ante la crisis actual de la Iglesia, cuando la institución va por caminos que muchos ven como contrarios al Evangelio. Porque todos somos iglesia y todos somos responsables de ella.
-En España se profesan cada más creencias religiosas, hemos dejado de ser un país eminentemente católico.
-España se ha descristianizado de una manera traumática. Quizá por eso domina una agresividad que, aunque sea comprensible, tampoco es justificable. No se pueden tomar los escándalos de la Iglesia para arremeter contra el cristianismo en bloque. Berdiaeff decía que una cosa es la dignidad del cristianismo y otra la indignidad de los cristianos.
-¿Cómo se logra una convivencia pacífica entre distintos credos?
La convivencia, el afecto y la colaboración entre religiones es un imperativo. Y en la palabra religiones incluyo ahora también al ateísmo. Los poderes públicos deben ser neutrales y buscar la convivencia. En algunos sitios como Cataluña hay muchas iniciativas bien positivas. Hay que buscar el encuentro en lo que nos une como humanos. Debemos buscar en el otro la mejor versión de su personalidad que es lo que Dios nos pide a todos.
-¿Estamos aprovechando la crisis para recuperar valores perdidos?
Decididamente no. Hemos dejado pasar una gran oportunidad para replantear los elementos injustos e irracionales de nuestro sistema económico. Esta crisis solo ha servido para ayudar a los que la provocaron, pero no a las verdaderas víctimas. Todos hemos sido cómplices del sistema, drogados como estamos por el consumo. Esto ha sido un paso más hacia el desmantelamiento del estado del bienestar. La culpa la ha tenido en parte la izquierda, que ha participado de ese “socialismo asistencial” del reparto de subvenciones, en lugar de ocuparse de hacer justicia social.
-La Pastoral Obrera de la Diócesis Coria-Cáceres apoyó públicamente la convocatoria de huelga. ¿Es correcto que una autoridad eclesiástica se manifieste en temas políticos?
En cuestiones sociales y políticas, la Iglesia siempre tiene que manifestarse a favor de los pobres, de los más desfavorecidos. Dentro del pluralismo siempre hay que defender la eliminación de las diferencias entre pobres y ricos. En mi opinión la huelga era justa desde el punto de vista cristiano. Lo que puede discutirse es si va a ser eficaz y si era oportuna.
-¿Ha tenido en cuenta el Gobierno a los pobres en sus últimas decisiones?
Zapatero ha actuado obligado por poderes fácticos. La política es la primera esclava de la economía. El presidente brasileño Lula da Silva dijo una vez ante la decepción de quienes esperaban más de él: “Tengo el gobierno, pero no tengo el poder”. Por eso se entiende que un presidente de izquierdas tenga que acabar haciendo lo que ordena Wall Street o Angela Merkel. La pregunta que queda es si puede haber auténtica democracia política sin democracia económica…

miércoles, 6 de octubre de 2010

Nota sobre el frustrado golpe de estado en Ecuador - por Atilio Boron

1.       ¿Qué pasó ayer en Ecuador? 
 
Hubo una tentativa de golpe de estado. No fue, como dijeron varios medios en América Latina, una "crisis institucional", como si lo ocurrido hubiera sido un conflicto de jurisdicciones entre el Ejecutivo y el Legislativo sino una abierta insurrección de una rama del primero, la Policía Nacional, cuyos efectivos constituyen un pequeño ejército de 40.000 hombres, en contra del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas del Ecuador, que no es otro que su presidente legítimamente electo. Tampoco fue lo que dijo Arturo Valenzuela, Subsecretario de Estado de Asuntos Interamericanos, "un acto de indisciplina policial". ¿Caracterizaría de ese modo lo ocurrido si el equivalente de la Policía Nacional del Ecuador en EEUU hubiera vapuleado y agredido físicamente a Barack Obama, lesionándolo; lo hubiera secuestrado y mantenido en reclusión durante 12 horas en un hospital policial hasta que un comando especial del Ejército lo liberaba luego de un intenso tiroteo? Seguramente que no, pero como se trata de un mandatario latinoamericano lo que allá suena como intolerable aberración aquí aparece como una travesura de escolares.
 
 En general todos los oligopolios mediáticos ofrecieron una versión distorsionada de lo ocurrido el día de ayer, evitando cuidadosamente hablar de tentativa de golpe de estado. En lugar de eso se referían a una "sublevación policial" lo cual, a todas luces, convierte los acontecimientos del Jueves en una anécdota relativamente insignificante. Es un viejo ardid de la derecha, siempre interesada en restar importancia a las tropelías que cometen sus partidarios y a magnificar los errores o problemas de sus adversarios. Por eso viene bien recordar las palabras pronunciadas este Viernes, en horas de la mañana, por el presidente Rafael Correa cuando caracterizó lo ocurrido como "conspiración" para perpetrar un "golpe de estado". Conspiración porque, como fue más que evidente en el día de ayer, hubo otros actores que manifestaron su apoyo al golpe en gestación : ¿no fueron acaso efectivos de la Fuerza Aérea Ecuatoriana –y no de la Policía Nacional- los que se paralizaron al Aeropuerto Internacional de Quito y el pequeño aeródromo utilizado para vuelos provinciales? ¿Y no hubo grupos políticos que salieron a apoyar a los golpistas en calles y plazas? ¿No fue el propio abogado del ex presidente Lucio Gutiérrez uno de los energúmenos que trató de entrar por la fuerza a las instalaciones de la Televisión Nacional del Ecuador? ¿No dijo acaso el Alcalde de Guayaquil, y gran rival del presidente Correa, Jaime Nebot, que se trataba de un conflicto de poderes entre un personaje autoritario y despótico, Correa, y un sector de la policía, equivocado en su metodología pero a quien le asistía la razón en sus reclamos? Esta falsa equidistancia entre las partes en conflicto era una indirecta confesión de su complacencia ante los acontecimientos en curso y de su íntimo deseo de librarse de su -hasta ahora al menos- inexpugnable enemigo político. Para ni hablar de la lamentable involución del movimiento “indígena” Pachakutik, que en medio de la crisis hizo pública su convocatoria al “movimiento indígena, movimientos sociales, organizaciones políticas democráticas, a constituir un solo frente nacional para exigir la salida del Presidente Correa.” ¡Sorpresas te da la vida”, decía Pedro Navaja; pero no hay tal sorpresa cuando uno toma nota de los generosos aportes que la USAID y el National Endowment for Democracy han venido haciendo en los últimos años para “empoderar” a la ciudadanía ecuatoriana a través de sus partidos y movimientos sociales.
 
Conclusión: no fue un pequeño grupo aislado dentro de la policía quien intentó dar el golpe sino un conjunto de actores sociales y políticos al servicio de la oligarquía local y el imperialismo, que jamás le va a perdonar a Correa haber ordenado el desalojo de la base que Estados Unidos tenía en Manta, la auditoría de la deuda externa del Ecuador y su incorporación al ALBA, entre muchas otras causas. Incidentalmente, la policía ecuatoriana hace ya muchos años que, al igual que otras de la región, viene siendo instruida y adiestrada por su contraparte estadounidense. ¿Habrán incluido alguna clase de educación cívica, o sobre la necesaria subordinación de las fuerzas armadas y policiales al poder civil? No parece. Más bien, actualiza la necesidad de poner fin, sin más dilaciones, a la “cooperación” entre las fuerzas de seguridad de la mayoría de los países latinoamericanos y las de Estados Unidos. Ya se sabe que es lo que enseñan en esos cursos.
 
2.       ¿Por qué fracasó el golpe de estado? 
 
Básicamente por tres razones: en primer lugar, por la rápida y efectiva movilización de amplios sectores de la población ecuatoriana que, pese al peligro que existía, salió a ocupar calles y plazas para manifestar su apoyo al presidente Correa. Ocurrió lo que siempre debe ocurrir en casos como estos: la defensa del orden constitucional es efectiva en la medida en que es asumida directamente por el pueblo, actuando como protagonista y no como simple espectador de las luchas políticas de su tiempo. Sin esa presencia del pueblo en calles y plazas, cosa que había advertido Maquiavelo hace quinientos años, no hay república que resista los embates de los personeros del viejo orden. El entramado institucional por sí sólo es incapaz de garantizar la estabilidad del régimen democrático. Las fuerzas de la derecha son demasiado poderosas y dominan ese entramado desde hace siglos. Sólo la presencia activa, militante, del pueblo en las calles puede desbaratar los planes golpistas.
 
    En segundo lugar, el golpe pudo ser detenido porque la movilización popular que se desarrolló con gran celeridad dentro del Ecuador fue acompañada por una rápida y contundente solidaridad internacional que se comenzó a efectivizar ni bien se tuvieron las primeras noticias del golpe y que, entre otras cosas, precipitó la muy oportuna convocatoria a una reunión urgente y extraordinaria de la UNASUR en Buenos Aires. El claro respaldo obtenido por Correa de los gobiernos sudamericanos y de varios europeos surtió efecto porque puso en evidencia que el futuro de los golpistas, en caso de que sus planes finalmente culminaran exitosamente, sería el ostracismo y el aislamiento político, económico e internacional. Se demostró, una vez más, que la UNASUR funciona y es eficaz, y la crisis pudo resolverse, como antes la de Bolivia, en 2008, sin la intervención de intereses ajenos a América del Sur.
 
   Tercero, pero no último en importancia, por la valentía demostrada por el presidente Correa, que no dio brazo a torcer y que resistió a pie firme el acoso y la reclusión de que había sido objeto pese a que era más que evidente que su vida corría peligro y que, hasta último momento, cuando se retiraba del hospital, fue automóvil fue baleado con claras intenciones de poner fin a su vida. Correa demostró poseer el valor que se requiere para acometer con perspectivas de éxito las grandes empresas políticas. Si hubiese flaqueado, si se hubiera acobardado, o dejado entrever una voluntad de someterse al designio de sus captores otro habría sido el resultado. La combinación de estos tres factores: la movilización popular interna, la solidaridad internacional y la valentía del presidente terminó por producir el aislamiento de los sediciosos, debilitando su fuerza y facilitando la operación de rescate efectuada por el Ejército ecuatoriano.
  
3.       ¿Puede volver a ocurrir?
 
        Sí, porque los fundamentos del golpismo tienen profundas raíces en las sociedades latinoamericanas y en la política exterior de Estados Unidos hacia esta parte del mundo. Si se repasa la historia reciente de nuestros países se comprueba que las tentativas golpistas tuvieron lugar en Venezuela (2002), Bolivia (2008), Honduras (2009) y Ecuador (2010), es decir, en cuatro países caracterizados por ser el hogar de significativos procesos de transformación económica y social y, además, por estar integrados a la ALBA. Ningún gobierno de derecha fue perturbado por el golpismo, cuyo signo político oligárquico e imperialista es inocultable. Por eso el campeón mundial de la violación a los derechos humanos -Álvaro Uribe, con sus miles de desaparecidos, sus fosas comunes, sus “falsos positivos”- jamás tuvo que preocuparse por insurrecciones militares en su contra durante los ocho años de su mandato. Y es poco probable que los otros gobiernos de derecha que hay en la región vayan a ser víctimas de una tentativa golpista en los próximos años. De las cuatro que hubo desde el 2002 tres fracasaron y sólo una, la perpetrada en Honduras en contra de Mel Zelaya, fue coronada exitosamente.(*) El dato significativo es que su ejecución fue sorpresiva, en el medio de la noche, lo cual impidió que la noticia fuese conocida hasta la mañana siguiente y el pueblo tuviera tiempo de salir a ganar calles y plazas. Cuando lo hizo ya era tarde porque Zelaya había sido desterrado. Además, en este caso la respuesta internacional fue lenta y tibia, careciendo de la necesaria rapidez y contundencia que se puso de manifiesto en el caso ecuatoriano. Lección a extraer: la rapidez de la reacción democrática y popular es esencial para desactivar la secuencia de acciones y procesos del golpismo, que rara vez es otra cosa que un entrelazamiento de iniciativas que, a falta de obstáculos que se interpongan en su camino, se refuerzan recíprocamente. Si la respuesta popular no surge de inmediato el proceso se retroalimenta, y cuando se lo quiere parar ya es demasiado tarde. Y lo mismo cabe decir de la solidaridad internacional, que para ser efectiva tiene que ser inmediata e intransigente en su defensa del orden político imperante. Afortunadamente estas condiciones se dieron en el caso ecuatoriano, y por eso la tentativa golpista fracasó. Pero no hay que hacerse ilusiones: la oligarquía y el imperialismo volverán a intentar, tal vez por otras vías, derribar a los gobiernos que no se doblegan ante sus intereses.
Nota:
(*) Los cuatro golpes de Estado arriba señalados corresponden a otros tantos países del ALBA. Habría que agregar el caso de Haití, que no se incluyó en nuestra enumeración porque no se hallaba vinculado al ALBA. El 28 de Febrero del 2004 Jean-Bertrand Aristide fue secuestrado, también en altas horas de la noche, subido a un avión fletado por el gobierno de Estados Unidos, forzado a presentar su renuncia y desterrado a un país africano. Como en otros casos, también en Haití hubo grandes manifestaciones populares exigiendo la reposición de Aristide en la presidencia, pero todo fue en vano..
 
- Dr. Atilio A. Boron, director del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED), Buenos Aires, Argentina
 

lunes, 4 de octubre de 2010

Actualizar la pedagogía ante el mundo cambiado - por Leonardo Boff

Siglos de guerras, de enfrentamientos, de luchas entre pueblos y de conflictos de clase nos están dejando una amarga lección. Este método primario y reduccionista no nos ha hecho más humanos, ni nos aproxima más unos a otros, ni mucho menos nos ha traído la tan ansiada paz. Vivimos en permanente estado de sitio y llenos de miedo. Hemos alcanzado un estadio histórico que en las palabras de la Carta de la Tierra «nos convoca a un nuevo comienzo». Esto requiere una pedagogía, fundada en una nueva conciencia y en una visión incluyente de los problemas económicos, sociales, culturales y espirituales que nos desafían.
Esta nueva conciencia, fruto de la mundialización, de las ciencias de la Tierra y de la vida y también de la ecología nos está mostrando un camino a seguir: entender que todas las cosas son interdependientes y que ni siquiera las oposiciones están fuera de un Todo dinámico y abierto. Por esto, no cabe separar sino integrar, incluir en vez de excluir, reconocer, sí, las diferencias pero buscar también las convergencias y en lugar del gana-pierde, buscar el gana-gana.
Tal perspectiva holística está influenciando los procesos educativos. Tenemos un maestro inolvidable, Paulo Freire, que nos enseñó la dialéctica de la inclusión y a poner «y» donde antes poníamos «o». Debemos aprender a decir «sí» a todo lo que nos hace crecer en lo pequeño y en lo grande.
Fray Clodovis Boff acumuló mucha experiencia trabajando con los pobres en Acre y en Río de Janeiro. En la línea de Paulo Freire, nos entregó un librito que se ha convertido en un clásico: Como trabajar con el pueblo. Y ahora ante los desafíos de la nueva situación del mundo, ha elaborado un pequeño decálogo de lo que podría ser una pedagogía renovada. Vale la pena transcribirlo y considerarlo pues puede ayudarnos, y mucho.
«1. al proceso de concientización, al despertar de la conciencia crítica y al uso de la razón analítica (cabeza). Pero también a la razón sensible (corazón) donde se enraízan los valores y de donde se alimentan el imaginario y todas las utopías.
2. al ‘sujeto colectivo’ o social, al ‘nosotros’ creador de historia (‘nadie libera a nadie, nos liberamos juntos’). Pero también a la subjetividad de cada uno, al ‘yo biográfico’, al ‘sujeto individual’ con sus referencias y sueños.
3. a la ‘praxis política’, transformadora de las estructuras y generadora de nuevas relaciones sociales, de un nuevo ‘sistema’. Y también a la ‘práctica cultural’ (simbólica, artística y religiosa), ‘transfiguradora’ del mundo y creadora de nuevos sentidos o, simplemente, de un nuevo ‘mundo vital’.
4. a la acción ‘macro’ o societaria (en particular a la ‘acción revolucionaria’), la que actúa sobre las estructuras. Pero también a la acción ‘micro’, local y comunitaria (‘revolución molecular’) como base y punto de partida del proceso estructural.
5. a la articulación de las fuerzas sociales en forma de ‘estructuras unificadoras’ y centralizadas. Pero también a la articulación en ‘red’, en la cual por una acción descentralizada, cada nudo se vuelve centro de creación, de iniciativas y de intervenciones.
6. a la ‘crítica’ de los mecanismos de opresión, a la denuncia de las injusticias y al ‘trabajo de lo negativo’. Pero también a las propuestas ‘alternativas’, a las acciones positivas que instauran lo ‘nuevo’ y anuncian un futuro diferente.
7. al ‘proyecto histórico’, al ‘programa político’ concreto que apunta hacia una ‘nueva sociedad’. Pero también a las ‘utopías’, a los sueños de la ‘fantasía creadora’, a la búsqueda de una vida diferente, en fin, de ‘un mundo nuevo’.
8. a la ‘lucha’, al trabajo, al esfuerzo para progresar, a la seriedad del compromiso. Y también a la ‘gratuidad’ tal como se manifiesta en el juego, en el tiempo libre, o simplemente, en la alegría de vivir.
9. al ideal de ser ‘ciudadano’, de ser ‘militante’ y ‘luchador’, a quien se entrega lleno de entusiasmo y coraje a la causa de la humanización del mundo. Pero también a la figura del ‘animador’, del ‘compañero’, del ‘amigo’, sin rodeos: a quien es rico en humanidad, en libertad y en amor.
10. a una concepción ‘analítica’ y científica de la sociedad y de sus estructuras económicas y políticas. Pero también a la visión ‘sistémica’ y ‘holística’ de la realidad, vista como totalidad viva, integrada dialécticamente en sus varias dimensiones: personal, de género, social, ecológica, planetaria, cósmica y trascendente».