miércoles, 27 de agosto de 2014

IGNACIO-GUIDO, TE DEVOLVEMOS A TU ABUELA

En estos días, el país derramó una lágrima de alegría con la noticia de la recuperación de Ignacio-Guido, nieto de Estela de Carlotto. Como todo el país, también me emocioné con el suceso e inmediatamente me surgió la pregunta sobre qué han significado las Abuelas de Plaza de Mayo para mí. De esto tratarán estas pocas palabras, ya que al pensarlo, fui gestando el mejor agradecimiento que puedo hacerles.
Para aquellos que nacimos a la militancia con la democracia, el tema de los derechos humanos era el central. Y en eso tanto Madres de Plaza de Mayo como Abuelas, conformaban el gran paradigma de la lucha.
Cada movilización, cada comunicado, cada una de las palabras que ellas decían, marcaban caminos. La militancia popular de los 80 y los 90 fue marcada a fuego por la lucha de los organismos de los Derechos Humanos. Aquel insigne “padre de la Plaza” que fue Augusto Comte, nos trasmitía el fervor para no olvidar, cuando éramos tratados como trasnochados en pleno Menemismo.
Sin dudas el gran espejo de lucha donde mirarnos eran las Madres y las Abuelas. Y es por ello que un día (allá por el siglo pasado), me sumé a la marcha de las Madres un jueves que estaba por Buenos Aires. Al finalizar me atreví y saludé a algunas. Quería tener el honor de haber tocado a esas señoras que nos enseñaban qué y cómo hacer. Y así fue que al acercarme a Tati Almeyda a saludarla e intercambiar algunas palabras me dijo: “gracias por venir”. Ella me decía a mí, gracias por venir. Y yo no tuve palabras para poder decirle, no, gracias a ustedes por enseñarnos cómo se lucha, enseñarnos cómo se busca justicia.
“Gracias por venir”, me dijo Tati. Y cuando pienso, estimo que lo mismo le habrá dicho María a Jesús cuando llegó Jesús a la fiesta de las Bodas de Caná. También seguramente así lo recibía Azucena Villaflor al asesino Alfredo Aztiz, cuando participaba de las reuniones de las primeras Madres en la Parroquia de la Santa Cruz. Porquería humana que fue tan macho como para secuestrar y asesinar a unas madres que buscaban a sus hijos y como el cobarde que era se entregó sin luchar en ocasión de la Guerra de Malvinas, llenando de oprobio a todos los jóvenes que entregaron su vida en las islas.
Esas Madres a Abuelas mostraron el camino, sin olvido y sin perdón. Buscando justicia, pero sin alimentar la venganza. Todos sabían dónde vivían los represores, dictadores, asesinos, torturadores, y nunca sufrieron un ataque o una represión, porque siempre la consigna fue JUSTICIA.
Y desde hace diez años, la justicia fue llegando. Se derogaron las leyes de impunidad de la época de Alfonsín y se anularon los indultos para los pocos condenados. Es más, hace unos días se condenó a los autores intelectuales del martirio del Enrique Angelelli en La Rioja. Obispo que fue asesinado por llevar la voz del Evangelio a aquellos que son sus dilectos destinatarios: los pobres, los oprimidos, los expulsados.
Es por eso que hoy me alegro. Las Madres y las Abuelas, así a secas, sin necesidad de aclarar, porque son nuestras madres y nuestras abuelas, están de fiesta con la recuperación de otro nieto y sobre todo de uno tan emblemático. Son nuestras madres y abuelas, porque las adoptamos. Y también porque ellas se dejaron querer. Porque uno puede estar de acuerdo o no en alguna definición política que tengan, pero nunca dejaremos de admirar su lucha.
Por ello, lo único que me sale en este momento es decirle a Ignacio-Guido: tomá te devolvemos a tu abuela, aquella que nos prestaste por 38 años y que nos sirvió de ejemplo. Ahora es de vuelta toda tuya. Nosotros ya aprendimos la lección y seguiremos buscando a los que faltan, ahora vos aprovechala, dale muchos besos y pedile que te cuente tu historia que de a poquito se fue transformando en la historia de todos nosotros.

Jorge Gerbaldo

Agosto 2014

sábado, 15 de marzo de 2014

SUBIR LOS CUADROS COMO MEMORIAL


En las últimas semanas, dos sucesos vinculados a la historia argentina reciente, han conmovido a distintos sectores de la Iglesia, por distintos motivos.
La relación de algunos sectores del episcopado nacional con la última dictadura (1976-1983) ha sido largamente estudiada y discutida. En esa discusión aparecían posiciones encontradas entre los que sostienen, con conocimiento de causa, que un sector de la Iglesia participó activamente en el plan sistemático de desaparición forzada de personas desarrollado por aquellos años, y otro sector que responde que quienes cuestionan la actuación de la cúpula eclesial, en definitiva son los mismos que por desvaríos teológicos y pastorales llevaron a toda una generación de jóvenes a la violencia y al socialismo apátrida.
Los hechos conocidos en estos días fueron:
a-      La aparición del texto original de la carta que el Obispo Angelelli le enviara a Mns. Zaspe, en donde cuenta la reunión mantenida con el Gral. Menéndez[1].
b-      La declaración en los juicios llevados a cabo en Córdoba por el campo de concentración de La Perla, de los miembros de la comunidad de La Salette que sobrevivieron al cautiverio[2].
Ambos sucesos se encuentran emparentados entre sí, ya que ambos sucedieron en la misma jurisdicción militar, la del Gral. Menéndez, quien hacía gala de su carácter de buen cristiano y relación personal profunda con el entonces arzobispo, Cardenal Primatesta.
Las declaraciones de los entonces seminaristas de La Salette que por aquella época estudiaban en Córdoba relatan por sí solas las peripecias y humillaciones que debieron vivir, aunque tuvieron la suerte de salir de lo que fue uno de los máximos centro de exterminio de la dictadura con vida.
Lo novedoso es la carta de Angelelli, ya que expone la nombrada reunión, que había sido negada terminantemente por el General y motivado el silencio de hermanos en el episcopado que decían no conocer nada.
En una entrevista en el programa “Ida y vuelta nacional” de Radio Nacional de Córdoba, la sobrina del Obispo asesinado y promotora histórica de una causa judicial que era sistemáticamente bombardeada por el episcopado, María Elena Coseano, cuenta que después de la reunión pasa a visitarlo y le pregunta ¿Cómo te fue? a lo que Angelelli le responde: “bien, pero me parece que me tengo que cuidar”. Sin dudas sería así ya que cinco meses después sería asesinado en una ruta riojana.
Dicen quienes escucharon las declaraciones de los detenidos en la comunidad de La Salatte que la deducción de sus dichos es que sin apoyo de la jerarquía eclesial, el golpe de Estado y la permanencia de la dictadura no hubiera sido posible. No sé si eso será tan exacto, pero sin dudas los militares tuvieron en un sector de la Iglesia un aliado privilegiado. Esto sobre todo, porque compartían un mismo enemigo: aquellos cristianos que habían descubierto la profundidad del Evangelio y el sentido profundo del mensaje liberador de Cristo. Estos enemigos eran los estudiantes de clase media que vieron en la política un mensaje de amor y por ello se sumaron masivamente a la Juventud Peronista; los que a partir de la experiencia de tantos curas obreros, militaban en los gremios combativos; los que lucharon por la dignidad de un campesinado proletarizado a través de las Ligas Agrarias y tantas otras experiencias de liberación.
Pero el episcopado sigue callado. Sus líderes no han sabido enfrentar la situación con la dureza que deberían haberlo hecho. Al igual que lo sucedido con los sacerdotes pederastas, no hay definiciones contundentes y sin posibilidad de dobles interpretaciones.
En la Argentina, cada sector debió asumir sus responsabilidades por la masacre que llevaron adelante los esbirros de la dictadura. El ejército lo hizo en la persona del Gral. Balza, allá por 1995. La Iglesia realizó un lavado examen de conciencia en las celebraciones del Año Santo del 2000, aquí en Córdoba y tuvo que reiterarla en un comunicado en 2012[3], luego de que el dictador Jorge Videla dijera en una nota a una revista española que había consultado con la jerarquía los planes a seguir desde el gobierno para el llamado “combate a la subversión”.
El gran gesto de memorial, lo tuvo por parte del Estado, el Presidente Néstor Kirchner, cuando el 24 de marzo de 2004 ordenó descolgar de la galería de fotos del Colegio Militar de la Nación las imágenes de Videla y Bignone[4], dos de los dictadores que se desempeñaron como presidentes en esos años.
El episcopado Argentino se encuentra en deuda, no sólo con la sociedad en su conjunto, sino con la misma Iglesia, como pueblo de Dios que camina estos rumbos en esta época y esa mora debería ser saldada. Lo simbólico del gesto de Kirchner debería servir de iluminación. Las fotos, en cuanto puesta en presencia de personas significativas para cada uno, es memorial y actualización de lo que significa su testimonio (martyria) para quienes seguimos aquí.
Por eso sería magnífica idea que a diferencia de las fotos de los dictadores que fueron quitadas, las fotos de los ejemplos de pleno compromiso cristiano fueran elevadas. Que pudiéramos ver presidiendo la sala de reunión de nuestra conferencia episcopal las fotos de los Obispos Angelelli, Ponce de León y Devoto. Que las iglesias catedrales tengan como figura insigne en sus puertas las fotos de los mártires Palotinos, de los curas y laicos riojanos asesinados por su acción pastoral y de Carlos Mujica (tan recordado en estos días) que fue muerto por ser un cura que quiso una Iglesia pobre para los pobres.
Si de algo podemos estar orgulloso los cristianos es de la esperanza. Es ella la que nos ilumina y nos permite seguir soñando la utopía de una Iglesia que no olvide sino que haciendo pie en sus mártires, como lo hizo la Iglesia romana del siglo III, surja en testimonio y comprensión.
Jorge Gerbaldo
15/3/2014

martes, 4 de febrero de 2014

ANTE LA ACTUAL SITUACIÓN ECONÓMICA EN ARGENTINA

ANTE LA ACTUAL SITUACIÓN ECONÓMICA EN ARGENTINA

En estos últimos días, la situación económica en Argentina, ha sufrido un embate muy cruel  de aquellos sectores que desde hace más de 10 años no se sienten cómodos con una serie de decisiones tomadas por esta administración nacional.
Diversas teorías y soluciones se han presentado en los medios durante las últimas horas. El periodista Enrique Lacolla habla de un intento de un golpe de estado[1]. Por su parte el sociólogo Atilio Borón ha iniciado un debate acerca de la necesidad de la reforma tributaria integral y la nacionalización (modernizada) del comercio exterior[2].
La verdad es que nada de lo que se pueda debatir en esta realidad Argentina sobra. Aunque por momentos pareciera un diálogo de sordos, ya que nadie quiere escuchar el argumento del otro y cada postura desacredita o apoya los dichos de los demás según su posicionamiento respecto al gobierno. De este modo generamos discusiones, muy apasionadas, pero ninguna solución.
Esta administración, ha cometido muchos errores pero también innumerables aciertos. Tal vez el mayor yerro sea el pensar que era inagotable y en la Argentina, todo proyecto político tiene fecha de vencimiento. Sobre todo cuando no se fue capaz de construir una nueva fuerza, sin historias trágicas y elementos provenientes de una política marcada por derroteros diversos. Ya lo hemos dicho, pero también es cierto que debe ser repetido: con la misma estructura corrupta de un Partido Justicialista que entregó el país al Consenso de Washington y a las multinacionales imperialistas y sus gerentes nacionales, mal se puede intentar un cambio.
Ese es el problema madre de esta administración. No ha intentado modificar un modelo capitalista que es, por definición, corrupto y que tiene como fundamento el considerar que sólo una parte de la sociedad – la que ellos denominan “buena” – tiene derecho a participar de las bondades del modelo.
Este gobierno no supo cambiar el modelo, pero ello no fue obstáculo para ser profundamente aborrecido por aquellos que gerencian  el capitalismo nacional. Este imperialismo no ha soportado muchas cosas, en primer lugar que sea una mujer quien ejerza el poder; tampoco que se haya hecho justicia con aquellos que durante la dictadura asesinaron, torturaron, robaron niños, etc.; y mucho menos aceptar que los trabajadores incrementen su participación en la riqueza nacional.
Estas son políticas que durante los últimos diez años han sido positivas. Pero siendo esto así, no ha sabido el gobierno, hacer una gestión sin corrupción. Esto es muy grave, no sólo por la gravedad misma del delito de enriquecerse a costas del Estado, sino porque abre una ventana al ataque de la oposición.
Esta oposición que no ha sabido, durante esta última década, qué hacer. Cuando lograron ser más que el oficialismo en la Cámara de Diputados de la Nación, soñaron con el proyecto unitario y se destruyeron en mil pedazos. Lo que pasa es que no entienden que no tiene sentido el soñar estar todos juntos, sino que algún opositor debe tener una propuesta distinta y superadora a la del gobierno para ser aceptable. Es sencillo oponerse a cada medida gubernamental, sin explicar qué se haría si tuviesen que tomar una decisión sobre cada tema. Aún peor es escuchar a aquellos que se animan a proponer algo, ya que es volver a hacer lo mismo que nos puso en esta situación. Porque debemos entender que no estamos como estamos fruto de una mano invisible que nos envió a este lugar, sino que la actual situación es aún fruto del reinado absoluto de los carteles capitalistas que sumieron al país en la miseria y la corrupción, del mismo modo que están haciendo hoy con los hermanos pobres de la Comunidad Europea.
El ataque especulativo de las últimas semanas, creemos, tiene dos responsables; por un lado una oligarquía que ha encontrado en lo económico el flanco más débil del gobierno para dominarlo, y por otro un gobierno que no sabe qué hacer con el mercado cambiario. Y no lo sabe desde hace mucho tiempo. No lo supo arreglar cuando se les fugaban por años miles de millones de dólares y tampoco cuando quiso controlar esa fuga.
Lo que sí sabemos es quien ganas más y quien pierde más
según sea el triunfador en esta batalla. Si ganan los que quieren destruir las reservas en divisas de la Nación, ganan las diez empresas agroexportadoras que manejan el 95% del mercado externo de granos y pierden todos aquellos que expulsados del sistema, apenas sobreviven – casi indignamente – con lo poco que puede aportar el presupuesto social, que aunque ha crecido exponencialmente  sigue siendo insuficiente. Si es el gobierno quien triunfa, los asalariados perdemos menos, ya que no ganamos, porque seguirá vigente la política de discusión salarial y la promoción del empleo por la obra pública. Y digo perdemos menos, porque al no poder controlarse la inflación, perdemos todos los días un poco de nuestro salario.
Dice el Papa Francisco en Exhortación Evangelii Gaudium, citando a Pablo VI: “Hay que repetir que los más favorecidos deben renunciar a algunos de sus derechos para poner con mayor liberalidad sus bienes al servicio de los demás”. Y agregamos, que si no lo hicieren, es responsabilidad del Estado, como protector y guardián del bien común, quien debe crear las herramientas para que esto suceda.
Estamos ante un intento desestabilizador, nuevamente por parte de aquellos que poseen el poder económico. Y no es gratuito, es fruto de las propias ineptitudes de aquellos que nos gobiernan, que dormidos en los laureles de los triunfos electorales soñaron que podían hacer lo que quisieran. El gobierno debe despertar y la sociedad debe cuidar que esta desestabilización no crezca, porque hasta aquellos que hoy no están de acuerdo con el gobierno sufrirán las consecuencias de un nuevo colapso político generado desde el poder económico.

JORGE GERBALDO
04/02/2014

viernes, 3 de enero de 2014

OYENDO LAS EXPERIENCIAS DE LOS FIELES

Ofrecemos hoy un documento promovido por el John Wijngaards Catholic Research Centre (fundado en 1983 por el teólogo inglés John Wijngaards. con el fin de fomentar  la “formación a una fe adulta”), y redactado por Joseph Selling de la Universidad de Lovaina, tras haber consultado a un nutrido grupo de teólogos. En el enlace anterior, tras el texto del documento en inglés se pueden ver las personas que han colaborado en la redacción, primeros firmantes. Pero se invita a todas a adherirse al mismo. Si alguien, tras leerlo, quiere firmarlo puede (hoy o en los próximos días) acceder directamente a la página de la firma.

Cuando el Concilio Vaticano II redactó el documento sobre “Dignidad del matrimonio y de la familia y su valorización” (Gaudium et Spes, Parte II, capítulo 1 §§ 47-52), los obispos empezaron a prestar oídos a las personas casadas, dedicando atención a sus experiencias personales. El resultado fue una enseñanza renovada y más realista. Sin embargo, cuando se preparó y celebró el Sínodo de los obispos sobre los deberes de la familia cristiana, en 1980, sólo se invitó a algunos laicos cuidadosamente seleccionados. Estos no levantaron una voz crítica, ignorando pruebas evidentes del hecho de que la enseñanza de la Iglesia en lo tocante al matrimonio y a la sexualidad no respondía a las exigencias de los fieles. El Sínodo derivado de ello no aportó nada útil a nivel pastoral.
Exhortamos ahora a los fieles católicos, y a cualquiera que esté interesado, a que comparta sus propias experiencias con los líderes de la Iglesia y a que exponga sus ideas y preocupaciones. Algunas de las cuestiones que se plantean aquí parecen ser merecedoras de una especial atención.
  • LOS LÍDERES CARECEN DE EXPERIENCIA EN LO TOCANTE A LA VIDA DE LAS PERSONAS CASADAS
El hecho es que la mayor parte de la enseñanza oficial de la Iglesia referente al matrimonio y a la familia la han elaborado y promulgado hombres que carecen de experiencia directa y personal de la vida matrimonial  en el mundo contemporáneo, dado que su voto de celibato excluye cualquier forma de relación sexual. Como resultado, se habla poco y con escasa claridad a las personas que tratan de vivir bien su sexualidad, con el fin de establecer relaciones significativas y prepararse al compromiso serio de una vida de amor que pueda englobar los retos de la paternidad/maternidad.
  • EL MATRIMONIO EXISTE EN MÚLTIPLES FORMAS
El documento divulgado en preparación del Sínodo, Lineamenta, habla del matrimonio como si sólo existiera una forma de él y, por consiguiente, como si todas las familias fueran iguales. Con todo, la experiencia de los fieles revela que esto no es cierto, ni histórica ni geográficamente, dado que, incluso en el interior de una misma cultura y de un mismo período histórico, existe una multiplicidad de formas de relación conyugal y de estructura familiar. Asimismo, en muchos casos, el matrimonio y la familia no constituyen la base de la estructura social tal como muchos documentos de la Iglesia dan a entender, dado que, a menudo, en realidad son víctimas de la pobreza, de la guerra, del materialismo, del abuso de poder y de una Iglesia que parece no comprender los retos que deben afrontar las personas casadas.
  • LA VIDA MATRIMONIAL ES REALMENTE COMPLEJA
Mientras el documento deja la impresión de que la enseñanza actual de la Iglesia es la misma desde la época de Cristo, tiene el fallo de no admitir que sólo en el siglo XII se reconoció el matrimonio como sacramento y que  más o menos, en esa misma época, es cuando adquiere forma canónica la noción de vínculo indisoluble, establecido por consenso y a través de la consumación del acto sexual. Aunque la Iglesia siempre enseñó que “no separe el hombre lo que Dios ha unido” Mateo 19,6; Marcos 10,9),  no ha proporcionado ningún criterio para determinar lo que, de hecho, Dios ha unido. La experiencia ha demostrado que cumplir sencillamente lo que prevé la forma canónica del matrimonio no ofrece la garantía de que se haya asumido un compromiso genuino, informado y sincero.
Cuando resulta evidente –y pueden pasar muchos años- que no existe realmente ningún compromiso conyugal o, peor aún, cuando un compromiso conyugal sincero es traicionado por un partner infiel, a menudo pasa que las personas que afrontan esta tragedia son consideradas culpables o tratadas como pecadoras permanentes, en vez de sentirse confortadas con la clemencia y la comprensión. Si las personas legalmente divorciadas tratan de construir una nueva relación, frecuentemente para ofrecer un ambiente familiar a los propios hijos, la Iglesia institucional, en vez de operar en el sentido de una reconciliación como han hecho la mayoría de nuestros hermanos cristianos, reacciona vedándoles la Eucaristía. Esperar que estas personas lleven una vida de celibato supone una visión severa y recelosa de la sexualidad humana.
  • LAS ORIENTACIONES DE LA IGLESIA CARECEN DE SENSIBILIDAD
Normalmente, a quienes están interesados en mantener relaciones conyugales se les ofrece escasa orientación sobre el modo de proceder en este importante momento de maduración. La preparación al matrimonio se centra a menudo en la indicación de evitar cualquier relación sexual antes del intercambio público de promesas y de renunciar al uso de contraceptivos, con independencia de cuales sean las consecuencias para la pareja. Las personas que viven una relación y quizás conviven con el propio/la propia partner son consideradas unilateralmente inmaduras, egoístas, no dispuestas a asumir compromisos serios y que no  respetas la autoridad. En vez de prestarles asistencia en lo que podría ser un viaje hacia una relación definitiva, la Iglesia las condena como si estuvieran viviendo de modo inmoral.
  • FALTA EL APOYO PASTORAL A LOS JÓVENES
Nos encontramos frente a una cosificación y a una explotación de la sexualidad sin precedentes, especialmente a través de la comunicación global. Si la Iglesia ha sido veloz para condenar lo que considera inmoral, ofrece poca ayuda concreta a millones de personas –sobre todo los jóvenes- respecto al modo de afrontar tales presiones y desarrollar una comprensión sana, amorosa, positiva y alegre de la sexualidad. Mientras existen muchas reglas referentes a qué (no) hacer, no se ofrece prácticamente ningún instrumento a las personas para ayudarles a navegar en estas complejas y, a menudo,  turbulentas aguas, para afrontar la gestión equilibrada de la propia sexualidad.
  • PROSIGUE LA DISCRIMINACIÓN DE LAS PERSONAS HOMOSEXUALES
Si bien la Iglesia ha hecho algún progreso al aceptar el hecho de que no todas las personas sienten inclinación por una unión heterosexual estable, sin embargo ha hecho muy poco para fomentar la aceptación de personas con orientaciones sexuales alternativas como dignos miembros de la iglesia y de la sociedad. La tarea de educar a los fieles en el respeto de cada persona que no corresponda a sus expectativas personales, en particular cuando tales personas están viviendo de manera honesta, todavía sigue pendiente de aplicación en la mayor parte de las parroquias católicas.
  • DEBERÍA ESTAR PERMITIDA LA CONTRACEPCIÓN RESPONSABLE
En los últimos 45 años, el liderazgo de la Iglesia se ha  aferrado a una enseñanza sobre la paternidad/maternidad que excluye prácticamente casi todos los medios de regulación de la fertilidad. Tras el intento por parte de la Gaudium et Spes de superar la perspectiva canónica del matrimonio como una institución dirigida primordialmente a la procreación y a la educación de los hijos, el autor de la Humanae Vitae,ignorando la indicación  de su mismo comité consultivo en el sentido de avanzar con la enseñanza del control de la natalidad, ha reafirmado la noción según la cual una “apertura a la procreación” debe estar garantizada en cada acto sexual conyugal. Los líderes de la Iglesia deben comprender que ha llegado la hora de reformar dicha enseñanza.
Debería dejarse a la conciencia de cada pareja la posibilidad de encontrar un  modo responsable de regular la fertilidad que resulte apropiado para la situación específica de cada uno. Si algunos modos de evitar la concepción se pueden considerar no ideales, estos sin embargo no deberían ser definidos como “intrínsecamente malos”. Dicha terminología confunde en vez de aclarar. El uso de una contracepción responsable no debería ser considerado materia para el sacramento de la reconciliación.
  • RESULTAN CRUCIALES LAS INDICACIONES DE LOS LAICOS SOBRE LA VIDA MATRIMONIAL
Por último, las enseñanzas oficiales sobre el matrimonio y la sexualidad, basadas en nociones abstractas y superadas de la ley natural –o por lo menos en conceptos de sexualidad humana carentes de fundamento científico-, en su mayor parte resultan incomprensibles para la mayoría de los fieles. Quienes enseñan no sólo deben comprender la materia, sino también entender a quienes tratan de enseñar. Creemos que se ha hecho una consulta insuficiente de todos estos fieles, en representación de un amplio abanico de experiencias y de reflexiones, para no mencionar una cantidad considerable de conocimientos de quien posee competencias profesionales. Creemos que sea necesario tomar en serio los datos de la experiencia humana en la formación de las orientaciones pastorales.